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Jennifer Abate
Sentarse a describir la ciudad puede ser un trabajo completamente estéril en la medida en que el esfuerzo no trascienda la labor contemplativa y teórica. Sus verdaderos encantos, recovecos y particularidades sólo son visibles al recorrido peatonal, al ojo agudo que se pierde en las calles estrechas, que se atreve a remontar el tiempo, la memoria y las grandes autopistas. Las siguientes son obras que se atrevieron a rescatar la ciudad y mostrarla convertida en lugar de paseo y discusión. Las tres coinciden en haber sido financiadas por el Consejo Nacional del Libro y la Lectura y por tener el rescate patrimonial como premisa.
Santiago Gráfico reúne más de 150 fotografías de la ciudad íntima, esa que emerge más allá de los rascacielos de espejos y los locales de comida rápida. Lo que en los últimos años ha recibido el rótulo de "kitsch", aparece aquí...